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  • Foto del escritorTRES PLANTAS cocina macrobiótica

ALBÓNDIGAS DE TRIGO SARRACENO CON COLES DE BRUSELAS Y SALSA DE CEBOLLA

Actualizado: 30 ago 2023




Ingredientes

trigo sarraceno en grano, harina de trigo sarraceno, coles de Bruselas y cebolla


Proporción

para cocer el trigo sarraceno: 1 medida de trigo sarraceno en grano por 1 y 1/2 medida de agua

para elaborar las albóndigas: 1 medida de harina de trigo sarraceno, 1/2 medida de agua y el trigo sarraceno cocido


ELABORACIÓN


Mide con una tacita, un vaso o un recipiente más grande, según tus necesidades.

Yo uso 1 tacita, pero multiplico por dos, es decir, pongo 2 tacitas de trigo sarraceno por 3 de agua, para obtener 24-25 albóndigas.


Pon el agua a hervir y añade sal. Cuando arranque el hervor, vierte el trigo sarraceno. Si se enfría un poco el agua, espera a que vuelva a hervir. Verás que sale un poco de espuma, quítala con una espumadera. Si tu cocina es de gas, un difusor de calor te ayudará para que el fondo no se pegue. Ponle una buena tapa a la olla. Disminuye la potencia y empieza a contar el tiempo.


A menos que cuezas mucha cantidad o que el fuego esté excesivamente bajo, en 20 minutos estará bien cocido y sin agua sobrante.


El tiempo de cocción del trigo sarraceno y de que se enfríe un poco, será suficiente para preparar las coles. Quítales las partes o las hojitas que estén en mal estado y lávalas. Si hay mucha diferencia de tamaño entre unas y otras, corta por la mitad las más grandes, aunque si no es así mejor que queden todas enteras, son más vistosas.


Las puedes hervir en agua con sal pero a mí me gusta cocinarlas de otra manera porque quedan aún más sabrosas. En una sartén pon un chorrito de aceite. Cuando esté caliente, pon las coles y saltéalas durante unos 5 minutos. De momento el fuego es bastante vivo por lo que tienes que remover constantemente. Cuando veas que ya están un poco cocidas exteriormente y que su color ha cambiado, añade la sal y agua suficiente para que la base de la sartén quede cubierta por una capa de agua de 1-2 cm de altura. Tapa bien la sartén y disminuye el fuego. Excepto si la cantidad es muy grande, en 30 minutos estarán cocidas, pero debes ir revisando de vez en cuando que no falte agua y que la intensidad del fuego sea la adecuada.


Yo suelo tener cebolla salteada en botes que preparo al baño maría. Es una conserva de larga duración muy práctica ya que te evita tener que cortar, llorar y saltear cada vez que quieres un poco de cebolla. Así que de vez en cuando, compro suficiente cebolla para preparar varios de botes.


Sinó tienes esa costumbre o no te ha sobrado cebolla del día antes, tendrás que hacerlo ahora. Para que la cebolla salteada se digiera bien y su sabor dulce se concentre, debes conseguir que su color pase del dorado típico de un simple salteado al marrón. ¿Cómo?


Corta las cebollas en trozos de un grosor máximo de medio cm. Prepara una sartén de fondo grueso con un poco de aceite. Ten en cuenta que se van a reducir mucho y si a media cocción ya se ven espacios vacíos en el fondo de la sartén, va a ser difícil que la cebolla no se seque demasiado. Cuando el aceite esté caliente añade la cebolla y mantén el fuego a intensidad media-alta. Debes remover muy a menudo o sea que te recomiendo no alejarte de la sartén. Cuando la cebolla ya se ha reducido bastante y su color es más oscuro, es momento de agregar la sal, remover y repartir bien la cebolla para que cubra bien toda la sartén y tapar. Pon un difusor de calor y disminuye el fuego. Deben seguir cociendo así aproximadamente el mismo tiempo que han estado salteándose. Prefiero no especificar los tiempos porque van a depender mucho de la cantidad de cebolla, de la intensidad del fuego e incluso del tipo de sartén, pero insisto en que no se trata de un salteado rápido. Este tipo de cocción, en la cocina macrobiótica, se conoce como nituke y es muy habitual.


Para hacer la salsa, tritura la cebolla salteada y, si es necesario, añade agua hasta conseguir la textura deseada y una mayor o menor concentración de sabor. Ten en cuenta que las albóndigas, una vez cocidas, son más bien secas y por tanto se agradece que queden bañadas en salsa.


Si no tienes tiempo o ganas de hacer las albóndigas, puedes servir el trigo sarraceno tal cual. También está muy rico, sobre todo con un acompañamiento como el de esta receta. Pero si te apetece prepararlas, es fácil. En un recipiente grande mezcla el trigo sarraceno cocido, la harina, el agua y añade sal o, mejor aún, un poco de salsa de soja natural (tamari). Deja un bol con agua cerca para ir humedeciendo las manos cada vez que vayas a dar forma a una albóndiga, así no se te irá pegando la mezcla. Coge una pequeña cantidad y prensa bien con las dos manos, luego dale forma. De hecho, también puedes hacer croquetas o incluso hamburguesas, como prefieras.


La misma receta se podría elaborar con mijo o arroz. La diferencia es que estos dos cereales, si se han cocido sin un exceso de agua, no requieren una harina que los aglutine. Por sus características, y con ayuda de nuestras manos, sus granos se pegan los unos a los otros.


Puedes freírlas en una sartén con un poco de aceite, pero a mí me resulta muy cómodo hacerlas al horno. En 20 minutos estarán en su punto sin apenas tener que vigilarlas. Pon las albóndigas en una bandeja adecuada y previamente aceitada, y mételas en el horno ya precalentado y a 200º. A los 10 minutos, saca la bandeja del horno y da la vuelta a las albóndigas para que no se tuesten demasiado en la base. Introdúcelas de nuevo en el horno y en 10 minutos más estarán listas.


Para servir, pon en un plato una buena cantidad de albóndigas, la salsa de cebolla y las coles.


Solo te falta una sopa o crema de verduras y ya tienes el menú completo.

Mastica con tranquilidad y disfruta.


Y recuerda que la temporada de las coles de Bruselas no es muy larga y que, incluso entonces, no son muy abundantes, así que aprovecha la ocasión cuando las encuentres frescas.




En todas las recetas…


la SAL es sal marina no refinada.

el TAMARI es salsa de soja ecológica obtenida por fermentación natural.

el ACEITE es aceite vegetal ecológico de primera presión en frio. En general, uso el de sésamo y, con menor frecuencia, el de oliva y girasol.



 

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